lunes, 27 de diciembre de 2010

Balance General de Un Mediocre en Rehabilitación

meditacion
 

"El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas." - Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.

Por primera vez en toda la existencia de este blog escribo una columna sin que medie ninguna moraleja o enseñanza, ya que de verdad no tengo ninguna respuesta para todas las interrogantes que me planteo a mí mismo.

Llega un momento en la vida en el cual inevitablemente nos sentamos a lamernos las heridas y a sacar un balance de nuestros logros... y en mi caso muy particular, y a mis 46 años, no me siento muy orgulloso del resultado de mí "balance contable".

Estoy consciente que perdí mucho tiempo; que desperdicié muchas oportunidades; que el convencimiento y la decisión de tener mi propio emprendimiento me llegó a edad madura; que conformar una familia - con todas las responsabilidades que ello acarrea y con todas las bendiciones que ha traído a mi vida - lo hice demasiado temprano en la vida.

También estoy anuente que debí haber estudiado más; que debí haber terminado aquel curso de inglés; que debí haber sido más juicioso con las oportunidades de crédito - cuando las tenía - que se me presentaron, para no endeudarme cómo si el mundo se fuese a acabar mañana.

Ya sé que hablar de "debí", "ojalá", "si hubiese..." no conduce a nada, ya que lo pasado, pasado y a lo hecho pecho; sin embargo, no puedo evitar que a mis 46 años recién cumplidos una parte de mí me atormente constantemente con recriminaciones y reproches por todos los errores cometidos; por las decisiones que tomé... y peor aún: por las que no tuve el valor o la sapiencia de ejercer.

Ello no quiere decir que me sienta resignado o derrotado - nada más lejos de la realidad - ya que a pesar de los años a cuestas, sé que he alcanzado objetivos y hecho cosas que para muchos de mi generación son inalcanzables o una locura.
Sé que una parte de mí es arriesgada y presta para tomar decisiones que para muchos de mis amigos y familiares estarían fuera de toda consideración.
Además he contado con la ayuda de personas que ahora son grandes amigos y que han sido instrumentos divinos para alcanzar los objetivos en mi vida.
A todos ellos les doy mil gracias.

Es esto lo que me ha ayudado a no caer en la más profunda de las depresiones, el hecho de saber que a pesar de que a veces veo en mí una pila de sueños rotos y de tareas pendientes, existen también muchas metas alcanzadas y muchas ganas de ir por mejores cosas para mí y mi familia.

Soy consciente de que este es un mundo frío e injusto, en el sentido de que es inútil esperar que alguien o algo vaya a tocar a tu puerta para regalarte la buena fortuna.
Siendo así, si hay algo que he experimentado a lo largo de mi accidentada vida es que todas las cosas buenas que he recibido han sido la consecuencia de una acción previa de mi parte, por lo que la inacción no es una opción para mí.

Termino cómo comencé, o sea, con un sinfín de recriminaciones e interrogantes, con el temor - inevitable a pesar de que sé que no es así - de que quizás ya sea tarde para mí el poder materializar tantos sueños de mi juventud y con el firme convencimiento de que vendrán mejores días.

Esto último dependerá de que Dios me siga prodigando salud, que de lo demás me encargaré yo.

Dixi.

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