domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Existe el ambiente de trabajo perfecto?

Imaginemos esto:

Una oficina donde todos los trabajadores son cooperadores, pro activos y con iniciativa.

Las personas con mando son humildes y escuchan a su alrededor y no solo se regodean en sus propios egos, sino que fomentan no solo la capacitación sino el desarrollo personal integral en todos sus subalternos.

Los colaboradores siempre dan esa “milla extra” y por ello son recompensados, no siempre en dinero, pero si en consideración, beneficios y apoyo emocional, ya que la administración de la empresa está consciente de que no todo es dinero y que para muchos de los colaboradores lo importante es sentirse útiles y que se reconozca su trabajo.

En éstas compañías se fomenta la eficiencia a todos los niveles y se estimula la programación y la planeación, de manera que se reduzcan al mínimo las incidencias de los indeseables “imprevistos” que son los que rompen las agendas y atrasan el trabajo a nivel individual; como consecuencia de ello a nivel grupal y finalmente a todos y cada uno de los rincones de la compañía.
Un efecto colateral de éste sistema de trabajo es que las personas pueden trabajar en base a un horario fijo, contando con que podrán salir siempre a una hora fija y de esa forma tener una vida familiar y personal plena y no utilizar el hogar solo como dormitorio, ya que siempre llegamos a diferentes horas y nunca temprano, debido a que siempre hay una crisis que resolver.

Los colaboradores también tienen sentido de pertenencia y por ello cuidan las cosas de la compañía como si fueran suyas y tratan siempre de que su trabajo sea eficiente y puntual, de manera que todos – principalmente él mismo – estén orgullosos de su labor.

Esa compañía se llama “La Tierra de Nunca Jamás”.

 

En muchas ocasiones hemos estado refunfuñando por las condiciones existentes en nuestros trabajos y siempre estamos con el ansia de salir de uno para ir a otro donde “las cosas serán mejor”.
En situaciones extremas quizás ello sea la mejor alternativa, pero en la mayoría de los casos nuestro ambiente de trabajo no es tan malo, sino que lo estamos comparando con la compañía que describimos al inicio de la presente. Y cómo su nombre lo dice, la misma no existe.

Todos los negocios tratan de ser buenos en todo, pero la mayoría de las veces o no son buenos en nada o son muy buenos sólo en algunos puntos.

Las compañías que son consideradas con sus empleados y les escuchan, puede ser que no tengan buenos salarios. Otras compañías tienen salarios de ensueño, pero a cambio quieren el alma, corazón, vida y – principalmente – tiempo del empleado con su consiguiente secuela de problemas personales y familiares a causa que siempre está en el trabajo.

Lo que quiero ilustrar es que muchas veces, con un ligero cambio de paradigma o siendo más directo con las personas que podrían mejorar el ambiente de trabajo en la empresa podríamos cambiar nuestro entorno y entonces sí empezar a trabajar en un ambiente menos hostil; que fomente el trabajo en grupo; donde haya respeto mutuo y mucha sinergia.

Creo que soñar no cuesta nada.

Autor: Yohel Amat

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