Es en dichos casos en los cuales la frustración - en la mayoría de las veces - aflora revestida de enojo e ira, causado por el deseo truncado de que los problemas se presenten uno a uno y que además nos den el tiempo para resolver los entuertos, pero individualmente.
Tristemente a la vida le importan un comino nuestros deseos y por ello todo administrativo que se precie deberá estar preparado para actuar en modo "multi tarea" y de esa forma manejarse con eficiencia y sin desesperación.
Para lograr esto lo primero que se necesita es aceptar el hecho de que los problemas se presentan en grupos... a pesar de nuestros deseos.
En segundo lugar hay que dominar el arte de priorizar, de manera que del enjambre completo podamos discernir cuales son los problemas urgentes y dentro de ese sub grupo - ya separado del resto - empezar a "atacarlos" por orden de importancia.
Ésto último es importante, ya que nos ayudará a tener un sentimiento de "control de la situación" y a actuar con serenidad y "cabeza fría".
La ira nace de la frustración; la frustración nace de la impotencia y la impotencia nace del negarse a aceptar una realidad, aunque la tengamos ante nuestras narices.
Una vez comprendamos ésto, nos ahorraremos mucho estrés y podremos entonces sí aumentar exponencialmente nuestra eficiencia como líderes dentro de nuestras empresas.
Dixi.
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