miércoles, 22 de julio de 2009

¿La vida es dura?

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La vida es con frecuencia terriblemente desagradable; pero por muy desagradable que la vida sea, no hay vida tan agradable como la vida que pasa un hombre que estima que lo más agradable de la vida es la vida. -Enrique Jardiel Poncel

En muchas ocasiones – me incluyo en ello – muchas personas han pensado y manifestado que la vida ha sido muy dura con ellos.
Dicha expresión generalmente expresa un sentimiento de frustración al considerar injustas las cosas que nos están sucediendo – hablo en presente, ya que generalmente del pasado solo recordamos lo bueno –, y de deseo de que las cosas fueran diferentes.

El peligro en el que caemos al sentirnos así es por partida doble.

Puede causarnos un sentimiento de inevitabilidad

Si caemos en este tipo de sentimientos podemos llegar a pensar que no tenemos control sobre las situaciones diarias ya que las mismas son ineludibles; escapan a nuestro control; y ya están escritas.
Sobre este dilema existencial se ha escrito mucho y es material para extensos debates.

Por supuesto que hay cosas que nos suceden y que se prestan para clamar al Cielo sobre el motivo por el cual nos pasan: la muerte de un familiar cercano; enfermedades; injusticias sociales; etc.
Todos estos elementos definitivamente que escapan a nuestro control y no tenemos en lo absoluto influencia sobre su evolución.

Sin embargo, debemos ser conscientes que no es posible que exista un Dios vengador que haya posado sus ojos sobre nosotros y que nos esté enviando oleadas de castigos como forma de expiación por nuestros pecados pasados.
Si así fuera, el mundo ya de por sí sería un infierno. Y a pesar de que mucha gente piensa así, la gran mayoría no quiere irse y averiguar si hay un mundo mejor.

Para gran parte de los micro elementos que cincelan nuestra vida si tenemos control, y por ello deberemos asumir la propiedad de nuestro destino y estar conscientes de que para lo inevitable… resignación.
Pero para lo que si está bajo nuestra égida, deberemos entonces empezar a tomar el control y empezar a definir un mejor futuro para nosotros.

Puede hacernos caer en la inacción

Otra consecuencia de este tipo de sentimiento es que al convencernos de que vamos por la vida a la deriva, o que simplemente somos peones de los dioses o de los astros, entonces podríamos pensar que no vale la pena actuar. Simplemente deberemos ir con la corriente y esperar el fin.

El hombre fue creado para alcanzar grandes cosas, pero a veces la cárcel de nuestra mente y nuestra actitud ante las situaciones de la vida nos apresan y nos limitan.
Ante nuestra realidad actual podemos tomar la actitud de caer de hinojos y echarnos a morir, o la de llenarnos de valor; tratar de enmendar las cosas y seguir adelante.

El mejor ejemplo de esto es la historia que cuenta la situación en la que se encontraban dos ratones en un plato de leche.
Los mismos habían caído por accidente en él, y ya llevaban una hora de estar pataleando para no ahogarse.alice_02d-swim_with_mouse

- “¿Para que seguimos pataleando?” – preguntó uno de repente. “Nadie nos va a salvar”.

- “Sigamos intentándolo. No quiero morir” – Le contestó el otro.

Después de un par de horas mas, el primer ratón se rindió; dejó de patalear y se ahogó.

El otro ratón siguió pataleando y por efecto de su pataleo; del calor que hacía; y del tiempo la leche se cuajó. Con ello pudo apoyarse en la superficie cuajada y salir del plato… dejando atrás el cadáver de su amigo en el fondo del plato.


La vida muchas veces nos parece dura, pero lo que si es, es justa.
Nos da lo que nos merecemos: al que estudia mas; le da mas oportunidades de trabajo y altos salarios. Al que estudia menos, le espera el desempleo y los bajos salarios.

Al que hace el mal, la vida inevitablemente – aunque no lo parezca – le pasa su factura. Al que actúa bien, le espera un sueño placentero y paz mental. Este último elemento muy sub valorado en nuestra época.

Muchas veces las personas se frustran al verse en ciertas situaciones de la vida, sin siquiera tratar de determinar cuales de sus acciones pasadas son las que en realidad los han conducido a su actual percance.

Por ejemplo: ¿Es justo que despotriquemos en contra del sistema bancario al encontrarnos arruinados por las deudas?
En realidad la ruina financiera casi siempre es producto de nuestras malas decisiones con respecto al dinero. Inclusive, aún si se hubiese tratado de que fuimos víctimas de una estafa, nosotros tomamos la decisión de caer en ella por nuestra candidez.

Al aceptar tarjetas de créditos o al solicitar préstamos estábamos vendiendo nuestra libertad y haciéndonos esclavos de los bancos.
No deberíamos quejarnos al respecto, sino luchar para romper las cadenas; liberarnos; y nunca mas permitir – y menos por nuestra propia voluntad – ceñirnos los grilletes.

Por último le reiteramos lo que comentamos en artículo anterior(http://yohelyav.blogspot.com/2009/07/tu-pasado-es-tu-escuela-o-es-tu-garrote.html) con respecto a nuestro pasado, en el sentido de que no debemos tomar la actitud de auto castigarnos, sino que deberemos aprender de nuestros errores y comenzar a labrar nuestro nuevo futuro.

Autor: Yohel Amat

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