domingo, 13 de septiembre de 2009

Hipócritas con nosotros mismos

interrogante

Un amigo me preguntaba porqué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión. - Heinrich Heine

Un Domingo iba manejando cuando de repente me encuentro con un tranque vehicular en plena carretera.
Ello me llamó mucho la atención, ya que por la hora y el día el tráfico debería ser fluido.
Sin embargo el tranque era descomunal.

Con curiosidad me armé de paciencia y esperé a avanzar para darme cuenta de cual era la causa del percance.
Lo que esperaba encontrarme era algún accidente que estuviera obstruyendo el paso.

Sin embargo el motivo de la demora era otro: en la intersección adelante habían varios policías de tránsito.
Lo que sucedía era que los conductores al ver a los policías cambiaban su estilo de manejar y querían ser “más papistas que el Papa”.
Por ello bajaban la velocidad a niveles exasperantes, esperando con ello no llamar la atención de la autoridad, y no convertirse en candidatos a una multa.

Por supuesto que más adelante – cuando ya los policías no los podían ver - volvían a su desenfreno normal y a violar todas las normas de velocidad y de tránsito que pudieran.

Es interesante notar ésta conducta tan humana, de actuar de una forma cuando hay quién nos vea; y de otra cuando estamos solos o sin vigilancia.

El problema no sería tan grave – aunque lo es – si se circunscribiera al manejo.
Lo más grave del asunto es que muchas veces todos los aspectos de nuestra vida los manejamos de la misma forma.

Tendemos a trabajar con ahínco y tesón cuando el jefe nos está vigilando; pero en cuanto desaparece empezamos a perder el tiempo y a tontear.
En los estudios, escribimos como frenéticos cuando el profesor nos está viendo, sin embargo en cuanto voltea empezamos a relajear y a perder el tiempo.

Es vital que las cosas importantes de la vida – en el manejo nos estamos jugando la vida; en el trabajo nos ganamos la vida y labramos nuestro futuro; en el estudio nos formamos como personas y nos preparamos para un trabajo o emprendimiento - las tomemos con la seriedad que ameritan y comprendamos que no le estamos haciendo un favor a nadie al actuar responsablemente, ya que el bien es para nosotros mismos y no para la autoridad que nos supervisa.

La diferencia entre el exitoso y responsable; y el mediocre e irresponsable es muy sutil: el segundo se engaña a sí mismo y es mezquino con su propio futuro y persona.

Cuando aprendamos a actuar de la misma forma, haya o no haya una autoridad presente, entonces veremos como nos empezaremos a sentir mejor con nosotros mismos; dejaremos de actuar como niños y comenzaremos a madurar.

Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos. - Albert Einstein

Autor: Yohel Amat

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