jueves, 17 de septiembre de 2009

“¡Queremos roooock!”

MartyFriedman00785

Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.
Aristóteles

¿Quién de joven no ha soñado con llegar a convertirse en estrella de rock? ¿Quién no sueña con la fama; las giras; los aplausos de los fanáticos; el rugido de la multitud exigiendo nuestra presencia para que los transportemos a otro mundo?

Estoy seguro que dentro de los amantes del rock, todos en algún momento hemos vivido esa fantasía: convertirse en Dios de la guitarra; como Satriani; Vai; o Eddie Van Halen.

Cuando observamos extasiados como estos maestros de la guitarra eléctrica tocar sus instrumentos lo vemos todo tan sencillo… tan fácil.
Sus dedos se mueven gráciles sobre las cuerdas, con velocidad de vértigo – cuando lo amerita – en unos casos; y con la suavidad de la caricia dada a una amante en otros pasajes de su interpretación.

Muchos salen de un concierto - o tras observar un vídeo musical de su estrella favorita - con el firme propósito de alcanzar el cielo musical por el mismo medio: tocando la guitarra como los dioses.

Sin embargo, ¿Cuantos de los que se establecen tan noble meta realmente la alcanzan? Muy pocos.
En cuanto se dan cuenta de que dominar ese instrumento no es tan fácil como se veía; los ánimos se aplacan… y las voluntades caen ante el infranqueable muro de la realidad.

La mayoría de tan nobles aspirantes al Olimpo del rock carecen de lo necesario. Y no hablamos solo de talento, el cual no siempre es el ingrediente clave: hablamos de disciplina y tenacidad.

Esto se puede ilustrar mejor con una anécdota: en una ocasión un pintor famoso fue abordado por una famosa exponente de la alta sociedad de la ciudad.
La señora tenía todo el dinero del mundo.

Queriendo satisfacer un capricho, le solicitó al famoso pintor que realizara un retrato de ella… pero realizado en el plazo de 10 minutos.

El pintor ni siquiera titubeó para darle su respuesta en sentido afirmativo. Sin embargo le advirtió que dicho cuadro tendría el precio de… ¡$10,000.00!

La señora escandalizada protestó ante el precio y le espetó que cómo era posible que cobrara tanto dinero por un lienzo realizado en tan corto plazo.
La respuesta del famoso pintor fue lapidaria:

- “Señora, el precio que estoy cobrando no es por los 10 minutos que me va a exigir el trabajo de pintarla. Es por los 40 años de práctica que necesité para aprender a hacerlo.”

Debemos ser conscientes de que para alcanzar las cimas del éxito y del virtuosismo en cualquier campo, la simple tarea de intentarlo va a exigir mucho de nuestra parte.
Y si pensamos que el camino va a ser fácil por el simple hecho de que otros lo hacen ver así, estaremos actuando con una peligrosa miopía; ya que probablemente no tenemos ni idea de la práctica; años; y de los sacrificios que dichas personas han tenido que realizar para alcanzar tal perfección en su campo.

Si no estamos dispuestos a pagar el precio exigido por nuestras nobles metas y objetivos, mejor no perdamos nuestro tiempo y resignémonos a renunciar al escenario; y a ser por siempre meros espectadores de hazañas ajenas.

Autor: Yohel Amat





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