lunes, 24 de agosto de 2009

¿Cuando fue que nos hicimos "viejos"?

Ruben4

En la vejez la ciencia es para nosotros un cómodo refugio; y si no la plantamos de jóvenes, no nos dará sombra cuando seremos viejos. - Conde de Chesterfield

Tengo que confesar que cuando llegué a mis 40 años me sentía muy orgulloso de mi estado general: no sufría de ningún quebranto de salud y mi vista estaba impecable.
Hasta podía leer la letra pequeña de los frascos de pastillas y de medicinas.

Sin embargo la edad me cayó como un balde de agua fría… y a traición: a los 42 años la vista empezó a deteriorarse y mi protuberante vientre empezó a hacer crisis. Las alarmas empezaron a sonar.

Algunas personas piensan que apenas entramos a la década de los 40 nuestra vida se ha terminado y que hemos entrado en un declive sin parada hasta nuestro túmulo final.

Lo que en realidad sucede es que nuestro cuerpo empieza a mostrar los estragos que los años han causado en él, y por un momento concentramos toda nuestra atención en los agentes externos que saltan a nuestra vista, olvidando que nuestro ser está compuestos por partes tangibles – nuestro cuerpo – y por partes intangibles – mente, alma, espíritu –, constituyendo con ello un ser integral.

En los inicios de nuestra vida - y más aún en nuestra etapa púber y de joven adulto - nuestra mente está llena de paradigmas equivocados que nos hacen actuar estúpidamente y trastocar el orden de las cosas importantes en nuestra vida.
Con ello desarrollamos un sistema de etiquetado que nos hace rotular como importante a lo banal; y desechar en el fondo de nuestras prioridades a las cosas que realmente son trascendentales.

En la mayoría de los casos este tipo de comportamiento causará serios trastornos en nuestra vidas, con su correspondiente secuela de fracasos y malos momentos.
Ello a la larga es mas serio que cualquier tipo de decaimiento físico que experimentemos, ya que nuestra mente sí puede levantarse de la postración y elevarse a las alturas del éxito, sin necesidad de ningún artificio, liposucción, o botox.

Todo lo que se necesita es determinar con sabiduría que en un momento dado nuestros bolsillos ya no podrán ser llenados por nuestro desempeño físico, sino por nuestro desempeño mental.

No importa que edad tengamos, siempre es buen momento para empezar a cultivar nuestra mente y para redefinir nuestros paradigmas, de manera que ello llene el lóbrego vacío que causa en nuestras almas el paso del tiempo.

¿Me asusta envejecer? ¡Claro que sí! ¿Me molesta que me digan “Señor” en la calle? ¡Por supuesto que sí!
Sin embargo poco a poco estoy siendo consciente de que mi mente nunca había estado mejor, y de que las cosas que ahora hago y pienso, hace cinco años nunca las hubiera podido hacer o pensar.
Es como si lo que nuestro cuerpo va perdiendo, lo ganara nuestra mente.

Poco a poco voy perdiendo el miedo y estoy cada vez mas seguro de que me estoy convirtiendo en “Amo de mi propio dominio” y de que hay muchas cosas buenas para mí adelante en el camino.

Pensar en viejo me abruma y, sin embargo, pensar en joven, en sano y arrogante joven, me parece tan insípido... - Camilo José Cela

Autor: Yohel Amat

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