miércoles, 5 de agosto de 2009

¿Se puede servir a dos amos?

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Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia. - Ernesto "Che" Guevara

En el transcurso de mi vida he tenido la oportunidad de conocer gente sumamente talentosa.
Personas con tal grado de conocimiento que realmente me avergonzaba mi grado de inteligencia comparado con el de ellos.

A primera vista uno supondría que dichas personas serían exitosas en sus carreras y vidas personales.
Sin embargo en muchos casos me equivoqué.

Muchas de estas personas - aún teniendo todo el conocimiento necesario para triunfar - se hunden en la pobreza y en la mediocridad sin que a simple vista se pueda entender el porqué de dicha insólita circunstancia.

Generalmente el problema de estos sapientes – y de paso de cualquiera de nosotros – se reduce a tres cosas:

  • Falta de organización;
  • Falta de enfoque;
  • Incapacidad para establecer prioridades.

Veamos el ejemplo de uno de estos eruditos que vivía en provincias y que se desplazó hasta la capital del país a buscar fortuna.

La oportunidad le sonríe y rápidamente consigue clientes para sus servicios y con varios de ellos realiza contratos.
Definitivamente que no llena todavía sus expectativas de ingresos, pero el futuro se ve prometedor.

Sin embargo por una misteriosa razón desaparecía del panorama, mientras que sus clientes y prospectos le llamaban y buscaban para que les atendiera.

¿Que era lo que estaba sucediendo?

Falta de Organización

El individuo de nuestro ejemplo era incapaz de organizar sus tareas y por ello desechaba lo importante para concentrarse en lo urgente.

En este caso sus ausencias se debían a que se iba para su provincia a atender sus antiguos clientes -mismos que en el mejor de los casos le daban ingresos de tres cifras – bajo la excusa de que necesitaba dinero para las necesidades de su familia.

Si esa persona hubiese tenido la mas mínima noción de lo que es organización hubiera podido llamar a todos sus clientes y prospectos para armar una agenda que le permitiera viajar al interior del país; cumplir con sus clientes; y luego regresar a la capital y cumplir con los nuevos; o a cerrar nuevos tratos.
Todo era cuestión de organizarse y su familia sería la más beneficiada.

Sin embargo nuestro mancebo prefería desaparecer de la escena; apagar su celular por días; para luego presentarse una semana después con algún tipo de excusa para justificar su ausencia.

De más está mencionar que a la larga perdió toda credibilidad y oportunidad de levantar una estructura de ingresos nueva en la capital.
Todo se vino abajo.

Falta de Enfoque

Si nuestro amigo hubiera estado consciente de sus limitaciones organizacionales, hubiera tenido dos caminos: o trataba de aprender a desarrollar una agenda de trabajo que le permitiera atender a todos sus clientes y prospectos puntualmente; o podía disminuir la cantidad de nuevos compromisos para poder hacer el intento de cumplir con todos.
Lastimosamente no optó por ninguna de las dos.

Siguió intentando conseguir nuevos negocios como si el mundo se fuera a acabar, y sin ninguna posibilidad de poder hacer honor a los nuevos compromisos, ya que no cambió un ápice en su sistema de trabajo: seguían dándose las “desapariciones”.

Es importante estar consciente de nuestras limitaciones y de estar alerta de cuando – con nuestra actual estructura de trabajo – ya no podemos atender a todos nuestros consumidores.

Lo lógico en estos casos es hacer los cambios necesarios para seguir atendiendo a mas clientes, ya que en eso estriba el objetivo de toda empresa: la captación constante de nuevos clientes.

Sin embargo nuestro amigo no sabía enfocarse en varios objetivos al mismo tiempo y por ello toda su atención se concentraba en uno solo… mientras que a su alrededor sus otros clientes clamaban por atención.

Incapacidad para establecer prioridades

Por insólito que parezca muchas veces nuestro amigo del ejemplo le daba prioridad a un negocio de $100.00 – para resolver lo urgente – y con ello despreciaba un negocio de $1,500.00 – que era lo importante.

En los negocios es vital priorizar y aprender a atender lo importante de manera que no nos encontremos en una constante vorágine de cosas urgentes, las cuales consumirán todo nuestro tiempo y nos impedirán actuar con planeación y suficiente tiempo.

En la medida que descuidemos las cosas importantes, con el tiempo las mismas se convertirán en urgentes; hasta que llega un momento que se convierten en grandes colosos con los cuales hay que lidiar… cuando pudimos haberlos resuelto en su etapa inicial.

Conclusiones

Nuestros compradores son nuestros amos y el elemento más importante de nuestro negocio.
Los mejores servidores serán – por consecuencia - las empresas con más éxito.

¿Se pueden servir a dos amos? A dos y a todos los que se requieran, ya que el objetivo de toda actividad comercial es el aumento constante de los ingresos.

Con la adecuada visión y organización, nuestro amigo estuviera en estos momentos atendiendo a todos sus clientes y además estaría captando nuevos consumidores de sus servicios.
Inclusive, ya quizás tendría un ayudante que le asistiera en sus tareas. Estaríamos siendo testigos del nacimiento de una incipiente compañía.

Sin embargo dejemos a nuestro amigo en la terminal de buses… tiene cosas urgentes que atender.

Autor: Yohel Amat

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