martes, 25 de agosto de 2009

John Stephen Akhwari: Un ejemplo… por partida doble

La rosa tiene espinas para retar a los poco persistentes. – Proverbio español

Octubre de 1968. Estadio Olímpico de la ciudad de México.

Hacía mas de una hora Mamo Wolde – de Etiopía – había ganado la maratón olímpica y se había hecho merecedor a la medalla de oro.
Ya estaba oscureciendo y la temperatura cada vez bajaba más.

Sin embargo todavía había una buena cantidad de personas que estaban pendientes del último corredor de la carrera.

14369544_2007092715135033772300De repente se escucharon pitos y sirenas provenientes de los carros de la policía que hacían su entrada por la puerta del estadio.
Estaban escoltando al último corredor: se trataba de John Stephen Akhwari de Tanzania.

John prácticamente arrastraba su pierna derecha, la cual estaba cubierta por vendas en dos partes de la misma.

Durante el transcurso de la carrera se había caídos y ello había causado tres cosas cosas: un fuerte golpe en la rodilla derecha; la dislocación de un hombro; y mandar al traste cualquier posibilidad de ganar la carrera.

Mientras recorría a duras penas los últimos metros de la carrera el público se puso de pie como un homenaje a la persistencia de un gran deportista.
Muchos lloraban por la emoción y aplaudían frenéticamente.

En el ambiente se sentía – cual fuego perenne – una sensación de homenaje; de coraje deportivo.

En cuanto cruzó la meta se desplomó y por varios minutos estuvo sentado en el suelo con el rostro entre sus rodillas. También estaba llorando.

Muchas personas se le acercaron para felicitarlo y para darle ánimos.
John se levantó apoyándose en dos policías y mientras se alejaba cojeando, un periodista le preguntó lo que todos en ese momento querían saber:

¿Por qué había continuado si no tenía la más mínima posibilidad de ganar? ¿Por qué? ¿Que lo motivó? ¿Por qué no se había rendido?

Su respuesta –a pesar de que sólo fue escuchada por los que estaban cercanos a él – resonó con la contundencia de las verdades de a puño:

Mi país no me envió a México para comenzar una carrera. Me mandaron a terminar una carrera.

Y luego se alejó cojeando.
De allí en adelante sería conocido como “El Rey sin corona”.



Hay poco que agregar: la persistencia es una virtud que bien utilizada nos puede – prácticamente garantiza – ayudar al logro de cualquier objetivo que nos tracemos.

La gran constante entre las personas de éxito es la característica de no rendirse ante los obstáculos. Son personas que se levantan y lo vuelven a intentar… hasta que logran lo que se habían propuesto.

Sin embargo hay algo más que es verdad: nadie premia al mas persistente o al que más se esfuerza… se premia al que llega primero.

El ejemplo de John nos debe inspirar a ser perseverantes – no necios – en el logro de nuestras metas, pero nunca ello nos debe llevar a pensar que por haber hecho el mejor esfuerzo ya cumplimos.

Las metas o se alcanzan – y a tiempo – o no.
No importa cuanto nos hayamos esforzado, si no llegamos de primero la corona será para otro.

Aspiremos siempre a lo más alto. Nunca emprendamos una tarea con el pensamiento de que haremos nuestro mejor esfuerzo.
Si no partimos con el hambre irrefrenable de ganar, mejor no compitamos.
Podríamos estar perdiendo nuestro tiempo.

Autor: Yohel Amat

No hay comentarios:

Publicar un comentario