viernes, 21 de agosto de 2009

Planificación: “To be or not to be”

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Quien tiene ocios, le salen mal los negocios. - Anónimo

En ocasiones pasadas me han ofrecido varias propuestas de negocio en las cuales yo podría participar aportando mi experiencia y conocimientos.

Como últimamente me he constituido en un estudioso del éxito y de las formas de alcanzarlo, soy fiel creyente de que el secreto para asegurar un largo futuro para un negocio nuevo está en la planificación.

Sobre ese tema ya he elucubrado anteriormente - “La Oportunidad la Pintan Calva” (http://yohelyav.blogspot.com/2009/08/la-oportunidad-la-pintan-calva.html) y “¿Cómo cruzas tu calle? Parte II” (http://yohelyav.blogspot.com/2009/07/como-cruzas-tu-calle-parte-ii.html ) - y por ello soy del convencimiento que no se puede comenzar una aventura que involucra tanto riesgo económico – como la de un nuevo negocio - sin una adecuada planeación, misma que está reflejada en el Plan de Negocios de la incipiente empresa.

Al interrogar a los proponentes con respecto a cuál era el detalle del negocio y sobre mi participación en el mismo, veo con asombro que la improvisación es lo que campea.
Según lo que pude ver, las probabilidades de que ambos proyectos tengan futuro son ínfimas, ya que ni siquiera tenían un Plan de Negocios.

Lo que me causó más extrañeza es que una de las personas tiene años de ser empresario – pero eso sí: ha quebrado en dos ocasiones – y la otra es dueña de varios negocios relacionados y dispersos por toda la ciudad.

Mi pregunta es: ¿Cómo es posible que personas con supuestamente mucha más experiencia que yo pueden manejarse así? ¿Cómo han llegado a tener lo que tienen?

Con respecto a ello he llegado a la conclusión de que el principal problema no reside en la falta de conocimiento: el meollo del asunto es que la planeación exige mucho… pero así mismo será pródiga en frutos de éxito.

Aquí aparece la primera de las causas por las cuales nos resistimos a planificar: la pereza

Lo confieso: durante la mayor parte de mi vida he circulado por el camino fácil.
El irresistible canto de la pereza era como la más sublime de las canciones para mis oídos y seguía detrás de ella cual ratón detrás de un moderno “Flautista de Hamelin”.

Sin embargo la misma es una de las principales causas de la mediocridad y del fracaso, ya que su contraparte – la virtud llamada “disciplina” – es totalmente lo contrario, a saber:

DISCIPLINA: hacer lo que hay que hacer; a tiempo; gústenos o no nos guste

Planificar exige inversión de tiempo, esfuerzo y dinero; y aunque sepamos todo lo que hay que hacer, esa dulce traidora de la pereza nos distrae de nuestros propósitos.

Por otra parte, me asombró mucho darme cuenta de que no necesariamente por el hecho de tener años al frente de una o varias empresas, ello quiera decir que se están haciendo las cosas bien.

En realidad lo que he aprendido es que en todas las empresas – generalmente – la falta de planificación y la no aplicación de las buenas prácticas de negocios limitan el crecimiento del negocio y que aunque ante la vista de un lego aparentaran ser negocios exitosos, en realidad lo que han tenido es suerte, ya que el día que se les cruce en el camino un competidor organizado y con todos los recursos se las van a ver muy mal.

Hay que estar claros que la planificación – y no solo en el mundo de los negocios – no debería ser opcional, ya que si vamos a aventurarnos por caminos desconocidos y de riesgo, ¿Por qué limitar nuestras probabilidades de llegar a buen puerto, rehuyendo la planificación adecuada que nuestro proyecto amerita?

Autor: Yohel Amat

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